7 dic 2009

MOTITAS DE ALGODÓN

La vida es un instante fugaz, un flash, una viseraza…pero hay momentos que vienen a mí, con la tibieza del recuerdo, las emociones más profundas, recuerdos infinitos que nadie borrará. Anidando breves resplandores de vida. Despertando hipotenusas de ternura.
Creo que soy de las pocas/os afortunados en esta vida…disfruté de la mejor niñez que nadie se podría imaginar.
Nunca tuve una muñeca rubia, por ejemplo, ni un jueguito de tazas de porcelana. El dinero no alcanzaba. Somos cinco hermanos y en ese tiempo, sólo el sueldo de ferroviario de mi padre.
Pero sí, tuve los mejores padres del mundo (aún tengo a mi mamita gracias a Dios), Disfruté durante todas las navidades de mi niñez, un arbolito de olorosas ramas de ciprés que recogía mi padre cuando los podaban en las casas de los gringos.

–Para disfrutar una navidad, tiene que tener olor a navidad, y que mejor la del olor del sagrado ciprés– decía.

Mi madre lo adornaba con pequeñas peras de pascua, guindas, cerezas, manzanas, masapan y muchos embelecos y luces de brillantes colores. De guirnaldas, le colocaba cintas que ella misma confeccionaba con papel de celofán y los envoltorios de las pastillas de menta. El arbolito era la envidia de todos los chiquillos del barrio.
La mesa era vestida con un precioso mantel blanco, que mi madre en sus horas de descanso, encorvada, bordaba en deshilado. En ella, se servía una suculenta cena, el humeante chocolate y el pan de pascua. Terminando de cenar, mis padres junto a nosotros oraban, para dar la bienvenida al niño Dios y nos enviaban a la cama.
Al otro día se abrían los regalos. Siempre había uno para cada uno…no siempre era lo que queríamos, pero era lo que ellos nos podían dar.
Recuerdos que nunca dejan de crecer en el centro del corazón. Que son como los versos que caen en el alma como el rocío de las auroras.
Nuestras navidades no eran ni son blancas, pues en esta época, en este terruño, estamos influenciados por el sol del estío.
Pero un día…mi padre esparció las plumas de un almohadón por la habitación. Mientras los cinco hermanitos dormíamos. Y le puso motitas de algodón al arbolito. Imitando la nieve. Fue lo más hermoso que pudo hacer, para la alegría de sus hijos. Que aún recordamos como verdaderos fotogramas en nuestras pupilas de adultos. Y lo más ingenioso es que nos despertó con una campana, mientras entonaba : “Navidad, Navidad, blanca Navidad…”
Muchas veces no nos damos cuenta de las cosas buenas que giran a nuestro alrededor. Esas pequeñas demostraciones de amor que son como bucles de encajes bailando en nuestra memoria. Y nos abandonamos al consumismo demoledor.
"La humildad y el amor incondicional son enseñanzas que en esta vida nos hace ser mejores, más sabios, solidarios y comprensivos. Porque, la dicha es de quien la busca, de quien la espera y cree en ella… "

Creo que soy de las pocas/os afortunados en esta vida…disfruté de la mejor niñez que nadie se podría imaginar.Y aún sigo adornando y agazajando, al árbol de la vida.

15 comentarios:

Manuel dijo...

Hola Soni, haz como ella y colócale tú también las cintitas que ella misma confeccionaba con papelitos de celofán y los envoltorios de las pastillas de menta. "Muchas veces no nos damos cuenta de las cosas buenas que giran a nuestro alrededor".

Yo sí, Soni, desde que te conozco, yo sí.
Un beso.

Sonia Antonella dijo...

Manuel:

Sabias que eres muy especial en mi vida?
Pos eso...y conste,es muy difícil decir algo así de una persona que sólo conocemos por las letras.
Muchas gracias,amigo de lejos,por ser,por estar,por existir.
Me diste una muy buena idea,confeccionaré cintitas de papel de celofán y de los envoltorios de las pastillas de menta y te recordaré cuando las cuelgue en mi árbol.

besitos
soni

Luis dijo...

Tu post me despiertas cierta envidia. Comparto contigo los mejores recuerdos de mi niñes con padres humildes, sacrificados pero llenos de ternura.
Por esas cosas de la vida la vorágine actual me impide disfrutar la navidad como antes, de hecho me acabo de dar cuenta que aún no armo mi árbol de navidad gracias al bendito trabajo.
Un abrazo.

Sonia Antonella dijo...

Luis:

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, ¡Hoy! pues uno nunca sabe...a veces el trabajo nos absorbe, nos manipula. Y dejamos lo verdadero, lo que nos hace felices, aunque sólo sean recuerdos , de lado.
Hazte un tiempo y reencuéntrate con los tuyos.

Gracias, por acercarte.
Besitos
soni

EL RINCÓN DE GREGOTD dijo...

Un relato que, como lector, me hace recordar mi infancia con nostalgia, por la similitud con la tuya con respecto a las navidades. Pero en casa ponían el belén. Era lo tradicional en España.
Cierto que cuando niños, no nos damos cuenta del esfuerzo de nuestros padres para con nosotros. De la ternura con la que nos rodean. Son cosas que se valoran más, cuando somos adultos, y sobre todo cuando tenemos hijos.

Un beso.

Anhermart dijo...

Despierta mucha ternura tu relato, nos trae recuerdos de la infancia que parecen estar olvidados pero que surgen cuando nos los hacen despertar como tú has hecho ahora.
Ha venido a mi memoria-y no sé donde estaba ese recuerdo escondido-los ojos brillantes de mi padre, la emoción en su mirada cuando nos veía saltar de alegría la mañana de Reyes al ir desempaquetando los regalos. Siempre he creído que se alegraba más él que sus hijos aquellas mágicas mañanas ya que él nunca tuvo juguetes en esa fecha.
¡Cómo se valoran las cosas cuando están ya tan lejos!
Felicidades por tu texto y Feliz Navidad.

Sonia Antonella dijo...

GREGOTD:
La ternura y la humildad,eso es!
Es la perdura en nuestros corazones,aquí también armamos un belén.
Muchas gracias,amigo y maestro mío,por estar aquí.

Que tengas una feliz navidad!!


besitos
soni

Sonia Antonella dijo...

Anhermart:

Lejano amigo,muchas gracias por tu hermoso comentario,sé que este escrito no tiene ni una pizca de literario,pero es tan mío!
Me alegro mucho haber traido tu infancia a tu memoria.

Igualmente,que tengas una bonita y feliz navidad.
Y ten cuidado con quien entra en tu casa...jejejeje


besitos
soni

Mª Ángeles dijo...

Coincidía hace rato por ahí, en blogs amigos en que los mejores recuerdos de la NAvidad están en la infancia, cuando esperabamos a los reyes magos y cuando la Navidad olía, como bien dices, a Navidad. Soy de un pueblo pequeño y en casa siempre había un pino de verdad, cogido en el monte. Ese olor a resina, ese frío, esas nevadas y los chupiteles de hielo colgando de los tejados.
El olor a fuego de las cocinas de las casas y sobre todo el calor de la familia, que es lo que más reconforta. Han pasado los años y vemos como van quedando asientos vacíos en la mesa familiar y una inmensa tristeza se apodera del corazón, pero ...la vida es así, nos dicen...
Me gustaba más la Navidad antes, cuando tenía todas esas cosas y no era tan consumista como lo es ahora.
Un abrazo enorme y mis mejores deseos para esta Navidad y para el año que empieza, para ti y los tuyos.
Nos seguimos viendo en 2010. Hasta entonces te recordaré en este rinconcito.
Besos

Sonia Antonella dijo...

Mª Ángeles.

Señorita periodista,muchas gracias por tu hermoso comentario...Fijate que me he emocionado...dos navidades distintas,una,la tuya...oliendo a leña y la mía oliendo a mar y a verano.
Pero las dos unidas con ese espíritu familiar,que nunca,nunca se puede olvidar...aunque ahora los tiempos sean distintos.

Feliz navidad amiga de lejos.Sal un ratito a tu ventana y huele el paisaje que ves y recuerdame,aquí estoy yo, enviándote muy buenas vibras!! Sé feliz.

besitos soni

Anónimo dijo...

Un texto exquisito, cargado de añoranza. Qué sabroso leerte y transportarme a tu mundo tan especial. Me parece ver a tu padre "nevando" para hacer las delicias de sus cinco muchachos. ¡Qué manera de hacerse recordar!
Recibe un abrazote especial
Luis G. (Fulmine)

Sonia Antonella dijo...

Vaya!!
FULMINE...que bonita sorpresa!! Me ha emocionado tu visita,muchas gracias por tu comentario.


besitos
soni

LOS HIJOS DEL VIENTO dijo...

Hola amiga,soy subiratstars(Alheart)del grupobuho al que pertenecemos.Hace un momento estuve en el mismo y te dejé un comentario al cual respondistes.Es una alegría poder encontrarte aquí con un blog tan hermoso en todos los sentidos.Yo tengo uno el cual no visitaba hace rato y que ahora estoy tratando de mejorarlo con lo poco que entiendo de estas cosas,pero bueno,poco a poco se llega a Roma,aspiro en lo posible a tener uno como el vuestro.Es hermoso lo que escribes aquí sobre las navidades,sobre los recuerdos guardados de amor y felicidad en la pupila eterna de tus ojos y de tu alma,gracias por compartir,un abrazo de tu amigo,Alheart.

Sonia Antonella dijo...

Gracias amigo,eres muy amble en visitarme.}

besitos
soni ;)

Anónimo dijo...

Precioso Sonia!! Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo!!

Besoss

Mónica