Un barquito de papel alejándose con el viento
ahora, que somos niños viejos y distantes
refrescando, los efluvios azules de la garganta,
refrescando, los efluvios azules de la garganta,
de los cerros áridos trémulos de espejismos,
en un laberinto ceniciento y sin destino...
Se fue sin despedirse, ¡se fue...!
Tras de tu ausencia. ¡Huyendo!
Tras de tu ausencia. ¡Huyendo!
con tu nombre entre sus labios
y las sombras coléricas dibujaron,
en el horizonte un paisaje incierto.