Sustanciosa como un melocotón,
de ganas de fiesta es tu suave boca,
me reconoce, y apenas me toca,
es pasillo para abrir el portón.
Para, viajar por mi piel y mi pelo
en la aurora, y como gaviota blanca que apisona cándida la palanca,
me tomas enardecido en mi vuelo,
¡anhelando tus besos al instante!
En mi boca, y cruzo etérea, el viento de tu cielo, donde hago mi morada.
Para sentirte viril y triunfante
como si fuese domingo de advientolibre y enteramente apasionada.