
Entelequia de un cuerpo mutilado,
desnudo de verdad, transigido asimismo.
Otra vez huérfano en la puerta,
entreabierta como el incierto futuro,
sosteniendo las auroras una y otra vez,
colgando las ilusiones en el dintel
de mi ventana,para enjugarlas con el sol.
En las pupilas anegadas de hircismo
y en el crepúsculo de ocultas celosías
puntuales como manecillas de relojes,
bordando de flores mustias los minutos,
para beber la inevitable cicuta de la nada.
¡Como la quintaesencia de un Big Bang!