Amanecer prohibido,
es el que no sostuvimos,
ni la coloración vimos,
del croquis de la libido.
Ni la grana del abraso,
del sol, ni sus dulces flores,
ni sentimos los olores,
de las sábanas de raso,
sólo quedaron los ojos
llenos de melancolía.
Amortiguando las flamas,
de tantos delirios ¡cojos!
Que escasos, nos renacía,
en el juego de soflamas.
3 comentarios:
Cómo lo interpreto...
Poca líbido (más bien escasa) y al amparo de la noche pues el amanecer no se pudo prohibir. Sólo queda constancia o melancolía de un pasado que unos pocos arrumacos o gestos cariñosos no pueden reverdecer o enardecer...
No sé si me equivoco, pero yo lo he visto así.
Manel Aljama:
Gracias amigo,por tu comentario...sólo son palabras...ve?
besitos
soni
Bello
jj
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