- En la orilla de los sueños
- donde todo era posible
- en nuestras muertes diarias
- Y la lejanía no nos dolía tanto.
- ¡En ese país marinero!
- Mi mundo está en silencio,
- impávido sin tus besos
- navegando en la nada;
- se ha quedado mi cuerpo.
- Y me paraliza la aurora
- con los ojos desiertos,
- con un hielo en el alma;
- de la cual no soy su dueña.
- Porque se ha fugado contigo,
- como una gaviota en vuelo
- a otras playas… de sueños.
Las palabras son como varitas mágicas; si llegan a los lectores, se esparcen por todo el mundo. Ellas pueden tocar a quien sea, sin importar el estrato social ni el cultural, si eso ocurre las personas tocadas, por un momento se convierten en hadas. Soni
10 jun 2007
EN LA ORILLA DE LOS SUEÑOS
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